DOBLEMENTE FELIZ.

El día dos de Enero, dos felicidades aparecieron en una pantalla. A oscuras, en una sala de obstetricia, una pareja y una médica observaban con suspense un monitor.

Ella era inspeccionada como de costumbre, a través del agujerito prohibido.

El permanecía de pie, inquieto, a su lado… moviendo uno de los pies con desacato.

Para la médica no parecía haber novedad en el asunto, seguía realizando cada uno de los pasos con rotunda cotidianeidad.

De pronto pronunció la frase: «Aquí está el saco» y ella que estaba en la camilla observando vió un circulo negro parecido a un cacahuete aparecer en la claridad de la imagen. Entonces supiró y pensó para sí: al final solo era uno!!. Pero un segundo despues la médica volvió a mover el ecografo y añadió: «…….y aquí esta el otro!».  Como por arte de magia apareció una segunda manchita, y- como dice la canción- hizo chas y apareció a su lado. Dos habichuelas casi identicas que en su interior contenían una semilla  blanca de vida.

 

Ella, aún tumbada en la camilla creyó caer desde un precipicio inmenso……como se caen en los sueños y despues se aterriza en la realidad sabiendose más vivo que nunca. Y una lágrima se le escapó sin querer mientras observaba el milagro que estaba gestandose en su interior. El aún permanecía callado, con las palabras guardadas quien sabe donde y  un asombro que no lo dejaban ser.

La médica seguía con su labor, explicandole a la pareja cada una de las partes y medidas de los sacos. Entonces volvió a parar el ecógrafo y observaron parpadear una luz en el interior de una de las habichuelas. Al parecer era el latido ventricular de lo que aún no era corazón, pero estaba en proyecto de serlo . Luego observaron el otro y de nuevo parpadeaba, como una luz difusa que anunciaba un algo lejano pero fascinante. A ella le pareció hasta un asunto extraterrestre, dos marcianos gestandose lentamente en su barriga…….claro!!! es que su imaginación siempre la llevaba por los derroteros más excentricos….es que su razón aún no era capaz de asimilar que aquello le estuviera pasando a ella.

Ambos cacahuetes fueron fotografiados por la médica desde varias posiciones,…mientras, la mujer de la camilla pensaba si aquella sería la primera de muchas de las fotos que completarían un album lleno de momentos. Y justo allí, en aquel minuto de aquel cuarto que la había visto desnuda tantas y tantas veces, se sintió la mujer más feliz de la Tierra. Creyó  poder  sacar adelante ese magnifico milagro y se sintió privilegiada de  vivir una experiencia que, sin duda, marcarían el resto de sus días. Ya nada sería igual, ni su tiempo, ni su libertad, ni su tranquilidad….pero no le importó, pues sabía que dos trocitos de algo muy grande la habían conquistado para siempre.