Otro punto en el mapa

Este solo es uno de muchos lugares. Otro punto en el mapa. Otra soledad que cada día pesa un poco más.

Desde que llegué he rehuido su lenguaje, el que me provocaban sus paredes, su olor a humedad y la oscuridad de la inercia. He abrazado en silencio lo pequeña que me sentía, lo frágil y fría cuando me esforzaba en crear un hogar, a partir de sus diferentes luces y sus diferentes noches.

Otro punto en el mapa. El sonido de una nevera, el armario pequeño e incompleto. Otra ruta más a casa. Extraños que se volverán conocidos y maletas que llenar lejos de los que más me quieren.

Si pudiera esconderme otro rato ¿porque hoy no lo he conseguido?. El aliento de la desesperanza me ha ido atenazando en los últimos meses y no he podido callarlo. ¿Porque he decidido que sería mejor guardarlo dentro?. Ya no puedo aprisionarlo más, me oprime como un vástago.

Primero fue ese bicho, ese minúsculo ser recorriendome la piel y la batalla de lidiar contra algo que es invisible. Una puta locura. ¿De donde vienen las calamidades? ¿Son ciclos fortuitos o se trata de energías sobrehumanas que atraemos bajo fuerzas ingentes?. Yo, que nunca creí en estas cosas y mírame, forjando los hilos del oscurantismo. Y todavía a veces presiento que no se ha ido, temo que aceche y no se la forma de echarlo para siempre de nuestras vidas.

Hace una semana se derrumbó otro trocito de futuro más. Lo abandoné yo, movida por la complejidad de los acontecimientos. Hay que ver lo vital que resultan a veces las lágrimas, una valvula de supervivencia. Y es que ya no temo ser la imperfecta si eso logra dejarme respirar. A fin de cuentas no soy la misma muchacha de hace 20 años, pero quizá por un momento, me lo creí.

Y sin embargo, nada de lo anterior resulta ser lo que verdaderamente me roba el sueño. Que algo innombrable esté tratando de esconderse… como yo, en todo este tiempo, de mi cuaderno. Envejecer debe ser también esto: comenzar a valorar la presencia por encima de todo. Restituir el orden natural de la vida. Esas voces que me recuerdan lo primario y sencillo que es todo. La necesidad de los vínculos y la lista de prioridades de mi mundo.

Otro punto en el mapa. Todas esas impresiones escapándose como un algo concéntrico, como una jauría escarnecedora… permitiendo que no arañen dentro. Huyendo hacia un lugar remoto.

Y al cerrar los ojos, desde este lúgubre cuarto, mi corazón y mi mente quieren creer que están en un solo punto en el mapa.

En casa, en casa, en casa….

2 comentarios en “Otro punto en el mapa

Te escucho...