EL FRÍO, CALLE ABAJO

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Venía calle abajo pensando…

un viento agudizante convertía mis prendas en esparto de hielo

a cada paso una pregunta, una duda, un no parar…

¿será este frío que castiga la carne, materia de lo existencial?

¿o acaso una descomunal coincidencia a esta falacia de invierno?

*

Venía calle abajo pensando

en el hilo que viene a sacudir la fortaleza,

el ficticio engranaje alimentado con sueños,

a cada tiritón: un golpe maestro, un error de cálculo, un jirón de vida..

¿será que no aceptamos a la que viene de frente,

aún así, vestida de evidencia o mala suerte,

que  se nos olvida reconocerla hasta que llega?

*

Venía calle abajo pensando

en la fragilidad de cuantos vivimos

en el desplante de lo inconcluso,

los futuros zanjados sin previo aviso,

aquellos puntos suspensivos que  rasgaron lágrimas de rabia,

a cada vaho:  una oración, una pila de gentes protocolarias, un «lo siento» arrogante,…

¿ será que no somos conscientes de la más absoluta verdad,

de que cuando nos vayamos, no estemos, desaparezcamos…

…. solo quedará el amor que dejamos atrás?

*

Venía calle abajo pensando

en los desperfectos del adoquinado

en las grietas de las fachadas,

en las miradas perdidas de los paseantes…

a cada acelerar los pasos:

un hurgar en mis bolsillos,

un buscar calor entre los descosidos,

un esconder el rostro bajo el cuello del abrigo.

¿ será que somos cicatriz  de un pasado titiritero,

que solo fijamos los ojos sobre el payaso que nos burla

acercándonos constantemente al descalabro?

*

Paso a paso, tibieza,

no corras las dudas,

ni vayas a por el refugio fácil…

cuando el frío quema.

*

Venía calle abajo pensando

en que nada puede helarnos más que la misma muerte

-a los que la permanecen-

en que ni siquiera las palabras son dagas suficientes

en que los locos no atrincheran el corazón, solo los que temen…

a cada aliento: un hálito a mi resistencia, un clamor hacia mi libertad, un palpito a mi nobleza.

¿Será que vivimos en la constante manida de querer pelear

-si razón o alma-

cuando todo nos conforma y es  de total utilidad?

*

Venía calle abajo pensando

en lo que nos desarma realmente

aquello que perdura más allá de lo físico,

la presencia del ser amado, aún sin estarlo,

nuestra palabra como habitáculo,

los ríos de besos,

la caricia imborrable,

el temple del cuerpo reducido a su esencia,

el nombre, el recuerdo, la sonrisa perpetua.

a cada crujir los dedos: una secuela de luz, un beber los vientos de esperanza, un correr tras las nubes de un cielo.

¿será que solo cuando nos despojamos de todo

y tenemos la valentía de continuar

-hasta en la forma que más nos duele-

es cuando alcanzamos a ver sin filtros lo real?

*

Venía calle abajo pensando

¡nada puede ser tan malo!

mis manos ya congeladas,

envarados mis brazos,

los pies ya no tienen dedos

cortados estos labios…

y mi corazón, ¡torpe déspota! sin  apenas notarlo.

¿Será que lo único, lo ultimo que me queda,

calle abajo se resiste a morir,  a rodar como una piedra…?

¿Será que el cuerpo helado solo es la metáfora

de todo cuando lo encierra y lo horroriza?

Ya no se, ni quiero saberlo.

Solo escucho a ese órgano delator…

Y si, sigue latiendo.

derramando calor.

Aún le sangran los versos

como transparentes gotas de un licor

que al vaso refresca

y a la garganta, quema.

 

 

 

 

 

22 comentarios en “EL FRÍO, CALLE ABAJO

    1. Muy amable, Toro.
      Es un poema existencialista, fruto de una muerte injusta en mi localidad,
      que me dejó helada.
      Me llevó tiempo hacerlo, admitiendo todas las reflexiones que me sugerían, a pesar de ser tan duras.
      Tienes razón existir y sentir son de esos temas que más
      han dado pie a la escritura, quizás porque a muchos nos asaltan esas reflexiones cuando vemos cosas que no querríamos ver.

      Besitos.

    1. PUes es un placer comentar tus letras porque son una delicia.
      Están hechas con mucho mimo y eso es algo que se nota.
      Gracias a tí, por pasar y comentar.

      Creo que la nieve ya se fugó ¿no?

      Un abrazo, Julie.

  1. Me ha entrado mucha tristeza leyendo tu poema, mukali. No se porqué aún siendo tan bello me ha llenado de ese frío del que hablas y me he quedado prendida en estos versos:

    «¿ será que no somos conscientes de la más absoluta verdad,

    de que cuando nos vayamos, no estemos, desaparezcamos…

    …. solo quedará el amor que dejamos atrás?»

    Y me ha entrado una especie de miedo a no estar dejando el amor suficiente….

    Si la finalidad de un poema es tocar el alma de quien lo lee, puedes estar segura de que el tuyo lo consigue.
    Escribes como un ángel.
    BEsos.

    1. Me parece que tú eres de esas personas que no se quedan escasas dando todo el amor que te queda y más.
      Solo basta observar cada uno de tus comentarios para darse cualquiera de que eres un amor de mujer.

      Me gusta que te hayas parado en esa pregunta, porque es lo que realmente me sobrecogió a mí aquel día. La muerte inesperada nos hace darnos cuenta de muchas cosas…entre ellas que al final se nos recuerda por nuestros momentos de amor en la tierra, lo otro queda al margen, olvidado…

      Eres muy amable, no se si toco la fibra, escribo tocando la mía…quizas por eso lo contagie.

      Besos mil.

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