Sabes que son cosas pequeñas,
abandonarse, preferir el silencio al ruido, escuchar el pulso y la respiración.
Cosas que – a priori- no valen,
pero que tienen espacio absoluto,
lugar infranqueable,
instalándose en tí como pequeños usurpadores.
*
Piensas que el tiempo terminará deshaciendo los nudos,
aclarando el agua o vislumbrando el horizonte…
Y no encuentras más que la certeza de la que vas huyendo.
Pero el agua es amable, después de todo…
se desliza sobre tu piel candente,
en medio de la encrucijada,
tejiendo una segunda piel que te impulsa a no perder el aliento,
a no abandonarte, negándote….
a no dejar de escuchar el intrépido fragor del órgano motor.
*
¿Porque si das la espalda a lo que te grita tan adentro…quien se supone que eres?.
Una sombra huidiza, tal vez.
*
Traes a tí algunas palabras, recuerdos que te despertaron al escucharlo.
Su voz regía la mesa, pero nadie era consciente más quien conocía la verdad.
El alma de aquellas frases, yo la contemplé como mía.
Descubrir que también él poseía la firme convicción
de haber cambiado de alguna forma inalterable y diferente a lo esperado.
Porque no siempre la vida comulga con lo establecido
y en esos cálculos, errábamos al principio.
*
Sigo el curso que me dicta el cuerpo,
tan leve y transparente, el agua me conduce a ese estado de ligereza y agilidad
donde los pensamientos fluyen,
como entes livianos que recorren algún río, dejando de pesar.
*
Y en esas pequeñas burbujas que fabrica el agua,
en esas cosquillas, te veo y escucho.
Estás ahí tan cerca,
en la profundidad de las profundidades…
hablándome en tu dialecto de contingencias, azares y sueños.
Como un pez escurridizo y travieso
que navega incansable por los remotos lugares de mi conciencia.
*
De un nado a otro, nos encontramos,
en la menudencia de la materia líquida,
lugar sagrado donde los haya,
tan a propósito de esa sustancia corpórea que soy….
Tan a solas conmigo,
en la catarsis en la que todavía no siento
tu abandono.
Mi camino buscandoT 
Un elemento que sí parece muy capaz de hacer que broten los recuerdos, también se presta a dejar que flotemos en medio de la nada. Me ha encantado. Un besazo.
Efectivamente. De nosotros depende el movimiento o el estanque. En cualquier caso el agua relaja y es terapéutica casi como ningún otro elemento me atrevería a decir. Te permite concentrar la respiración y poner la mente en blanco, algo tan necesario en nuestros días.
Ya mismo esta aquí el verano, Carlos 👏👏
Un abrazo.