Digo yo que todos tenemos al típico amigo capullo que de un modo u otro siempre nos prueba. Sin embargo hay diferencias notables entre “amigo” capullo y amigo “capullo”. Aunque la cosa no fuera, en este caso, de comillas ni de comer, sino más bien de todo lo contrario, de beber.
Confesaré que me chifla la cerveza desde tiempos inmemoriales. Y como sana bebedora, este recorrido me ha dado notas en el paladar para descubrir pequeñas pero sutiles diferencias entre la cerveza de barril y la de botella.
Y vosotros diréis ¿no es lo mismo?…. y yo os responderé….pues no. Empezando porque la de barril es más suave, tiene menos gas y –casi siempre- esta más fresquita.
A todo esto, en medio de la fiesta, a la mayoría de mis amigos, le gusta empinarse SU botellín y sentir esos pequeños cosquilleos del gas retenido mientras yo disfruto con mi vetusto vaso de caña y esa espuma traviesa entre mis labios y el bigote, mientras el fresquito de la cerveza a granel me atraviesa.
A veces pienso que igual todo esto es subproducto de que me estoy volviendo algo vieja… o bien que es más el ritual que el sabor lo que engaña a mi mente.
Sea como fuere el caso es que uno de mis mejores amigos ,cuando se enteró de mis anacrónicas teorías, haciendo acopio de sus viles artimañas, no tuvo otra idea mejor que aprovechar que servidora estaba montando en el tobogán a sus zagales para vaciar mi vaso y llenarlo con cerveza de su botellín.
Y aquí es donde las diferencias se vuelven sutiles, casi imperceptibles. Mi amigo “capullo” estaba ansioso porque yo volviera a la mesa a catar de su caldo.
- ¿Está fresquita, verdad? – me preguntó, días después de haber estado parlamentando sobre la cerveza y sus bienes.
Me la tenía guardada. Sí. El muy canalla. El muy petardo.
Así que como una boba me trinqué dos o tres tragos seguidos, con la sed de una madre que viene de los columpios de bregar con sus hijos.
Vale….despues casi me atraganto.
Primero, por su “capullez”.
Segundo por mi torpeza.
Y tercero, por las risas que se nos alargaron media tarde.
Lección aprendida. No confesar nunca los secretos tisquismiquis a los amigos “capullos”
De capullos en flor, cladestinos, amanerado o incipientes, está el mundo lleno, pero ains que haríamos sin los «capullos» de los amigos. jajajaja uy que raro quedo el orden elegido jajajaja
besos
Es que esos amigos «capullos» -con sus bromas- son los que hacen la vida mejor.
Oye pues el orden me ha despertado totalmente la curiosidad, seguro que guarda algún fundamento…jajaja.
Besitos Margui
Nunca nada es fortuito, aunque salga del subconsciente jjjj
Rodeada de los cspullos siempre
Es que el subconsciente tampoco es fortuito, somos nosotros distraídos… aja ja.
Menos mal que el cerebro nos guía
A un primo mío le hacían una tortilla aparte sin cebolla, que por supuesto era la misma tortilla y llevaba cebolla. Se la comía tan ricamente. 🙂
jajajajaj…Pues a mí tambien me la quisieron dar con queso, Johan.
Lo de tu primo me suena a capitulo de infancia, no estarías tú detras de los fogones de la tortilla ¿no? jiji.
Me declaro inocente, señoría.
Eso,….que yo no me entere
Jajaja pues si te quiso probar con la cerveza, pero estoy contigo después de sesión de columpios con peques no se puede apreciar las diferencias porque la cabeza está en otras cosas, muy bueno, besos enormes Mukali.
Desde luego que no se aprecia, mira como lo sabes.
Despues de los columpios una se bebe lo que le echen, pero mi amigo, sabedor del tema, supo coger el momento adecuado para destripar mis argumentos.
Besitos, Silvia.
Jajaja ya lo veo ya, y sí a mi también me pone una buena rubia, besos.
Es que es oro para los sentidos…
un abrazo guapa.
Siiiiii 🙂 otro fuerte.
Que razón tienes, me ha encantado. Te sigo y te espero en mi Blog!
Saludos,
He estado un ratito leyendo tu blog.
Por cierto, ¡qué imaginación tienes!
Me alegro que te haya gustado el post.
Un abrazo.
La palabra amigo se sobreutiliza.
Las palabras que implican sentimientos agradables suelen ser muchas veces sobrevaloradas, es lo que también pasa con la palabra amor, por ello se sobreutilizan y se vapulean en el lenguaje…para aparentar, convencer, seducir…. Pero bueno, siempre está nuestra vocecilla interior para escucharla y entender realmente si es o no nuestro amigo o si es o no amor.
Un abrazo.
Que sutil eres, para mí es un amigo cabrón de toda la vida, y sin comillas que le quiten fuerza a la palabra. 🙂
Un poco sutil si que soy…
No, no lo es, de verdad. Te lo digo yo que viví la situación en primera persona. Solo es un poco petardo, cabroncete, diría yo.