LA BLANCANIEVES «MOERNA»

Erase que se era una Blancanieves moerna que estaba harta de barrer, fregar y ser ama de casa de una entrañable chocita. Hasta el vestido aquel de colores preciosos y maripososos le parecía horrendo.

Se pasaba las horas con aquel atuendo cuidando de sus enanos…¡y se hubiera pasado una vida entera! porque sus enanos, eran sus enanos…y ella los quería con locura lejos de todo estilismo o convención social…, pero iban creciendo y cada día la absorbían más y más, digamos que estaban «mamitizados» y con razón. Blancanieves era entregada y se pasaba el largo día alimentándolos, mimoseándolos y consintiéndolos…¡y eran muchos!

Lo cierto es que necesitaba un relevo generoso, pero era invierno y los inviernos allí solían recoger castañas. Ni el leñador, ni ningún habitante de aquel pueblecito de montaña podía echarle una mano. La pela era la pela hasta en el bosque zen de los cuentos.

Total que un día llamaron a Blancanieves moerna para que se enfundara por fin unos preciosos vaqueros del siglo XXI y se fuera a la playa a trabajar. ¿A trabajar? Si, si, a trabajar. Que ya estaba bien de vivir de las rentas de los cuentos y de lo tradicional.

La cosa surgió porque se habían enterado que era una pedagoga excepcional, contadora de fábulas magnificas y leída, aunque de mentalidad rural, pero graciosa y tiernecita como ella sola. Le ofrecían un seat 600 blanco y una habitación de hotel con las mejores vistas en Anagalopo. ¿Como podía negarse a semejante oportunidad?. ¡Aquello era magnifico!

Lo único que la frenaba eran sus enanos ¿se apañarían sin ella? ¿la echarían demasiado de menos? ¿sufrirían o se adaptarían?…Eran tantas las preguntas que acudían a la mente de una Blancanieves moerna con tantos estereotipos que romper.

Lo cierto es que esta chica también necesitaba pensar en su futuro ¿que haría si los enanos un día la dejasen?¿ estaría barriendo una casa eternamente?¿saldría a probar talento y a ver que se cocía lejos de aquellos fogones? .

Tras darle al coco, la Blancanieves moerna se animó. Se lo comentó al leñador, un apuesto hombre que la quería mucho y que de vez en cuando le metía mano (shhhhuuuuuu, aquello era un secreto del que solo tenían constancia los altos pinos, ¡la Blancanieves no podía hacer esas cosas! su imagen allí era respetada, madre de las madres y ejemplo de los ejemplos, virgencica hasta la eternidad).

Aunque vivía feliz por aquellas tierras, especialmente a la sombra de los pinos como Maria del Monte, la Blancanieves moerna aspiraba a más. Ella le llamaba a aquella voz interior «sentirse util utilizando su cerebro». Se había dedicado en vida no solo a sacarle brillo a las baldosas y  hacer potajes, sino también a leer y formarse. Sin querer aquel espacio invisible de conocimiento  iba tomando forma en su cabeza y un día empezó a susurrarle posibilidades y futuros.

Evidentemente, Blancanieves no pudo rehuir aquella vocecita y finalmente aceptó irse lejos para probar suerte y aprender. También tenía ganas de disfrutar ¡como negarlo!, descansar y ver más allá de sus ojos y los pinos.

Se aseguró que sus enanos estuvieran bien cuidados, se despidió de ellos un tiempo y se marchó en busca de un mar que le pareció apoteósico.

Los primeros días fueron algo difíciles, nada era como estimaba y encima, echaba mucho de menos a los enanos y al leñador. Pero poco a poco, entre lagrima y lagrimón, se fue echando alguna sonrisa y empezó a adaptarse…, como aquellos vaqueros que había descubierto y que eran gloria mareá…ya nunca más volvería a ponerse el horripilante vestido-enaguas amarillo.

La Blancanieves moerna despertó y empezó a investigar y sentir suyo aquel territorio. Aquello era la modern city  y ella venía de lo serrano, del farfullón, de la España profunda y cañí.

Así que empezó a apretar el sol, y a sudar, y hacer calor…¿quien la mandó echar tanto abrigo en la maleta?¿quien le dijo que podía estar sin depilar? Pobretica Blancanieves, en la montaña no se estilaban aquellas temperaturas ya que el sol era un vampiro y no salía ni aunque le echaran un hurón.

A sus compañeras les hizo mucha gracia como lo contó, «No quiero ser la osita de los guiris de la piscina» – afirmó en las primeras conversaciones. Ella era así de natural y bueno…todas se rieron ¿estarían también sin depilar? ¿sería aquella costumbre secreta incluso en tierras de Anagalopo?.

Cierto o no, al día siguiente, una compañera muy amable le trajo un folleto de estética ante el cual la Blancanieves moerna quedó estupefacta. Allí no solo le quitaban a una pelitos, sino que tambien podían arreglarte la nariz, los labios, los pómulos… einnnnn??  ¡¡¡¡estaba anonada de aquellas modernuras…!!!!!… hasta se entretuvo un rato haciendo mohines en un espejo mientras imaginaba como sería su otra nariz, la perfecta. Desde luego que más labios no quería, estaba requetecontenta. Pensandolo bien, sin su nariz enorme no podría disfrutar de llegar antes a los sitios…¡y bastante tardona era!…Nooooooo, aquello no le compensaba.

Si algo se le daba bien a esta Blancanieves moerna era contar historias, ya que ella misma venía de una.  Estaba puesta en el arte de motivar a enanos y realmente le encantaba buscar otros registros de fantasía que acercaran el conocimiento a los más pequeños. Así que cuando pudo desarrollar su trabajo le asignaron nada menos que una clase con individuos que  no superaban los 3 años de edad, ¿podría domar a aquellas fierecillas? ¿se reíría con sus insolencias y sus locuras en el arte de aprender?. Estaba segura de que sí, que aquello era cuanto menos prometedor.

Cuando finalizaba el trabajo se relajaba en un gran sillón solo para ella, se ponía música de la buena o salía en busca de cachimbas y olas. Bahhh, si, la Blancanieves tambien fumaba ¿que creeis? allí ya nadie la señalaría con el dedo ¡al carajo el qué dirán!, pero aquella tarde tenía en mente otra cosa muy interesante.

Bajaría abajo e investigaría una sala perturbadora que había descubierto el día anterior. No era la de Cristian Grey del libro. Al parecer se llamaba gimnasio, eso ponía alli. En ella había maquinas-tortura de todo tipo y la gente hacía ejercicio por hacer, sudaban como cerditos…¿ que efectos tendría aquello sobre el cuerpo y la mente? ¿sería placentero?.

Ainsssss, cuanta curiosidad tenía la Blancanieves moerna.

Si se enteraran de esta, su otra vida, ya nadie compraría sus cuentos, ¿o sí?

 

 

 

 

18 comentarios en “LA BLANCANIEVES «MOERNA»

    1. Gracias por pintarla tú de esa manera, gracias por esa mirada.
      Ella hace lo que puede y sí, la fantasía y la luz es algo que adora desde siempre, por eso le gustan los niños porque con ellos puede utilizar esa magia en el arte de contar la realidad simple.

      Besos.

  1. Qué reescritura tan amena y divertida. Por fin alguien del siglo XXI escribe sobre la Blancanieves. Qué saber decir, qué moernidad y jerga tan frescas. El cambio de lo rural a la metrópolis a veces crea esa sensación de anacronismo. Pero es adaptarse o morir, ¿no? Los críos se pueden sentir honrados de tener como maestra a una princesa de cuento de este siglo.

    1. Había que modernizarla sí o sí. Las princesas disney ya estan antigüillas.

      Los cambios siempre aportan, la ciudad tiene sus cosas, entre ellas algo que no me gusta son las comidas… hay variedad, sin embargo, como en los pueblos no se come en ningun sitio…jajaajaj. (es mi opinión)

      Hoy ya me han dicho el primer Te quiero, encima se llamaba Víctor como mi hijo…estoy muy ancha 🙂

  2. Blancanieves fuerte pero llena de ternura. No está nada mal la mezcla 🙂
    Me encanta esta versión del cuento. Qué afortunados sus enanitos…
    Muchos besos, linda.

    1. Estamos todos hechos de mezclas extrañas, hasta esta blancanieves que se quedo en un cuento y que ha sido tantas veces reversionada.
      Sus enanitos, aunque lejos, son parte de su fuerza.

      Besos, preciosa.

  3. Pues qué quieres que te diga Mukali, yo preferiría con mucho ser la patrona de 7 fulanitos que se van a la mina y se traen oro y diamantes con los que vivir con comodidades el resto de mi vida que el rollo de la Blanca pin up. Y los animalitos haciéndo las tareas de casa, que eso también cuenta. LLámame loco, si quieres.

    1. Jajajaj bueno loco no, listo más bien. La comodidad de que te mantengan está más que bien, aunque siempre me ha gustado más el hecho de mantenerme a mí misma y ejercer aquello que me gusta. Dicen que el trabajo no es sacrificio si te llena. Y eso le pasa a esta Blanca.
      Puse esta foto pin up porque estuve toda la semana viendo rockabillys y chicas pin up, había una concentración cerca de donde yo vivía y me gusto mucho el estilismo (muy conseguido, muy currado) tal vez no era un disfraz sino su forma de vida.

      Besos Holden.

  4. Viva las Blancanieves moennas!!! Sin ellas,….que seria de nosotras!? Los enanitos no lo saben, pero ella lucha desde esa distancia por y para ellos,…..y cuando pase el tiempo y lean esta superversion del cuento seguro que se sienten orgullosos de tener esa, esta si, princesa de cuento!

    Besos!!

    1. Jajajaj…tu si que sabes pronunciar eso de moenna! el tonillo es el tonillo…
      Los enanitos están muy bien, he podido corroborarlo, pero ahora la que está mal es Blanca que ha ido a visitarlos y le ha entrado el bajón de vuelta. A ver si se pone las pilas con el lunes…
      Besos.

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